Acabo de leer dos de los tres libros que componen la trilogía de Oscar Esquivias. El argumento, situado en el verano de 1936, gira en torno a una 'excursión teológico-patriótica' (sic) al Purgatorio al que se accede a través de la Escalera Dorada de la Catedral de Burgos. Los preparativos de tan disparatada excursión y su coincidencia con la gestación del golpe de Estado del general Mola, constituyen la historia de la primera novela, Inquietud en el paraíso. La aventura en el Purgatorio se relata en el segundo libro, La ciudad del Gran Rey (el tercer libro, que hoy comienzo a leer, transcurre en el Infierno). Curiosamente, el Purgatorio, "lugar amenazante, al tiempo familiar y extraño" es igual que la ciudad de Burgos de la que partió la expedición [aclaro que me he criado en Burgos y allí viví hasta los 20 años, con lo cual tengo una imagen vívida del Purgatorio de Esquivias].
La novela (magnífica), me ha inspirado mi particular excursión al Purgatorio: a través de diversos posts iré exponiendo mi visión de la planificación estratégica haciendo especial hincapié en sus pecados. Unos pecados que debe purgar (obviamente en el Purgatorio.) Según reza [el verbo es, por supuesto, deliberado] la Wikipedia, "en el proceso de purificación del purgatorio, el fuego va desapareciendo conforme la persona logra desidentificarse del mal que llevaba y rechazarlo, esto es el acrisolamiento".
El punto de partida de mi intrépida incursión en el Más Allá es, cómo no, otro libro (uno que, como se habrá advertido, es una fuente de inspiración constate): El fin de la superstición en el management, de Pfeffer y Sutton. En su empeño por desmontar las medias verdades del management afirman que no hay evidencias de que la planificación estratégica asegure el éxito de las organizaciones. En el blog "Administraciones en red", Alorza, en su post “Mejor panificar que planificar”, dice cosas bastantes ‘jugosas’ sobre la planificación estratégica en la Administración. Así, desde la afirmación básica de que “la ideología oficial de la gestión tiene como primer mandamiento la planificación estratégica”, sostiene que “la planificación estratégica llegó a la administración pública de la mano de la Nueva Gestión Pública. Allí ha encontrado un ecosistema idóneo. Por una parte, el entorno de la administración es menos turbulento que el de la empresa. Por otra, la administración adora las reglamentaciones, sólo se atreve a funcionar cuando todo está regulado de antemano. Y, por fin, los mandamases públicos han encontrado un instrumento para que parezca que las cosas suceden porque ellos las ordenan”. Como se suele afirmar, se puede decir más alto, pero no más claro.
Ya avanzo el título de mi primera etapa del viaje: "¿Análisis DAFO o análisis fatuo?... Continuará.
Foto: MontanNito, en http://www.flickr.com/photos/25338992@N05/3255703900/sizes/s/
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