domingo, 9 de octubre de 2011

GdC: la toma de decisiones

"La gente no aspira a tomar la mejor opción; quiere evitar una mala decisión", dice Harry Beckwith en Venda lo invisible, Pearson, 1998.

sábado, 1 de octubre de 2011

Just-in-time, just-in-case y just-in-bieber


Una de las recetas para hacer frente a las dificultades presupuestarias de las bibliotecas es basar la política de adquisiciones bibliográficas en una orientación just-in-time frente a la tradicional del just-in-case (o, como rimbombantemente dicen algunos, de "compra en previsión de demanda"). Cabe pensar que este planteamiento resulta más adecuado en las bibliotecas universitarias en las que en buena medida la selección de los fondos reposa en los propios usuarios (especialmente en los docentes e investigadores). De hecho - y por poner un ejemplo reciente - el informe 2010 top trends in academic libraries del ACRL citaba como primera de las diez tendencias el paso a una filosofía just-in-time en detrimento de la just-in-case a causa de las reducciones presupuestarias, la preferencia de los usuarios por los recursos-e, las limitaciones del espacio físico y la imposibilidad financiera de mantener colecciones amplias. Just-in-case, just-in-time... y, ahora, también "just-in-bieber".

En su breve artículo "The Justin Bieber Effect: Why small business technology costs more than you think", el empresario y consultor Gene Marks acuña el concepto de "efecto Justin Bieber" (en referencia al cantante adolescente de gran éxito entre el público juvenil) que consiste en que la tecnología siempre cuesta más de lo que inicialmente se piensa. Para ilustrarlo pone varios ejemplos como el cambio de teléfono móvil o los servicios de posicionamiento SEO, e incluye uno sobre el cantante que es el que da nombre al efecto. Dice Marks que tras descargarse una canción del joven intérprete por una módica cantidad de 1 dólar, acabó por comprarse el album entero y, ahora, siente una necesidad incontenible de asistir a un concierto en directo que le costará 150 dólares... Damn you, Justin Bieber! (¡Maldito seas, Justin Bieber!), exclama Marks en su artículo. La conclusión es que la tecnología siempre cuesta más de lo anunciado, de modo que "si usted va a comprar tecnología para su pequeño negocio, tenga en cuenta que va a pagar más de lo que le han dicho. Es el efecto Justin Bieber"...