Algunas situaciones vividas en estas últimas semanas me han hecho recordar un par de lecturas de hace ya muchos años pero que para mí siguen teniendo vigencia. Ambas tienen el denominador común de la renuncia, que no de la rendición.
La primera de las lecturas la hice hace la friolera de 15 años. Se trata del estudio de Michael Barzelay y José María O'Kean, publicado por el Instituto de Estudios Fiscales en 1989, Gestión pública estratégica. Conceptos, análisis y experiencias: el caso IPIA. En él se relata y analiza un exitoso caso de gestión estratégica pública: el desarrollo del Instituto de Promoción Industrial de Andalucía (IPIA) bajo la dirección de Ricardo Sánchez de la Morena en la primera mitad de los años 80. De las múltiples enseñanzas que el estudio contiene, dos ideas se me quedaron entonces grabadas y aún siguen almacenadas en mi memoria. La primera, que se expresa en la introducción, destaca "la importancia de las personas adecuadas, sobre las estructuras organizativas tradicionales de la administración pública". Sin personas adecuadas, las teorías, metodologías, modelos y demás 'tecnologías de gestión' nada garantizan a las organizaciones públicas
La segunda idea tiene que ver con ese componente de personalismo y se formula en la parte final del estudio: el éxito logrado por Sánchez de la Morena al frente del IPIA condujo a una situación en que la solidez y la capacidad financiera y de autoridad del instituto determinaron paradójicamente su desaparición y la creación de un nuevo organismo dirigido "por una persona con mayor peso que el suyo [el de Sánchez de la Morena] en el entramado político de la región"... Aunque no tengo datos al respecto, me parece que no es infrecuente esa especie de destino trágico del gestor público de éxito: un gestor que, al hacer bien su trabajo, acaba por provocar su reemplazo por un gestor político.
Esa idea del destino trágico me hace evocar otra lectura que también me hizo pensar mucho: el artículo de Hans Magnus Enzensberger, "Los héroes del repliegue: esbozo para una moral política del desmantelamiento", también publicado originalmente en 1989 (1). Para el ensayista alemán, la política del último cuarto del siglo XX asistió a la aparición de los héroes del desmantelamiento, "héroes de nuevo cuño que no representan la victoria y la conquista, sino la renuncia y el desmantelamiento" (Suárez o Gorbachov son algunos de los ejemplos que cita). Ese héroe del repliegue es aquel que abandona la posición que ocupa y al hacerlo abandona tambien una buena parte de sí mismo; un héroe que "sólo tiene seguro el desagradecimiento de la patria". Si aplicamos este concepto al gestor de éxito, puede ocurrir también que aunque no sucumba ante una "persona con mayor peso político" como en el caso del IPIA, sí puede llegar a comportarse como un héroe de la retirada: el éxito de su gestión reside en cambiar las cosas aun a sabiendas de que en ello está el germen de su propio fin.
(1) H.M.Enzensberger, Zigzag, Anagrama, 1999, pp. 55-62.
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