domingo, 7 de octubre de 2012

El futuro de las bibliotecas universitarias: una ojeada a la literatura anglosajona (1)


cybrarian77, "CB106419"  Flickr
El pasado 21 de septiembre acudí a las V Jornadas Bucle invitado a participar en una mesa redonda cuyo tema de discusión era "Presente y futuro de las bibliotecas universitarias: realidades y prospectivas". Compartí mesa con buenos amigos, a la par que excelentes profesionales, como Ángeles Ferrer, directora de la Biblioteca de la Universidad de Extremadura, Sebastián Jarillo, director de la Biblioteca de la Universidad de Jaén, y (last but not least) José Antonio Merlo, director de la Biblioteca de la Universidad de Salamanca, como moderador de la misma. Mi intervención giró en torno a la visión que da la biblioteconomía anglosajona sobre este asunto. A continuación transcribo el texto, con algún pequeño retoque, sobre el que basé mi intervención en la mesa redonda y que, debido a su extensión, he decidido repartir en dos posts...


Como acabo de avanzar, mi idea era ofrecer una panorámica de lo que se dice en la biblioteconomía anglosajona (en especial en EE.UU.) sobre el futuro de las bibliotecas universitarias.  Y lo cierto es que se dice y escribe muchísimo; tanto que no tuve más remedio que hacer una selección directamente proporcional a los 20 minutos de tiempo que tenía para intervenir. Dicha selección se basó en dos criterios: a)  las opiniones tenían que haberse publicado entre 2010 y 2012, y b) tenían que ser opiniones que por su argumentación o por su grado polémico dieran cierto juego para el posterior debate. El resultado de la selección fueron 17 aportaciones entre artículos, informes, entrevistas y posts de los más de cien materiales que leí aprovechando las vacaciones estivales (soy consciente de que la selección final tiene notables ausencias - que no olvidos -, pero 20 minutos no permiten explayarse mucho sobre un tema de tanta enjundia). Para mi exposición organicé la selección en cuatro grandes bloques cada uno de los cuales iba introducido por el título de una película.  

El primer bloque agrupaba las opiniones que auguran un futuro halagüeño para las bibliotecas universitarias que ilustré con una imagen del cartel de la película "La vida es bella".

Para "poner el tema en suerte" abandoné momentáneamente mi marco temporal 2010-2012 para remontarme al año 2007. Fue en ese año cuando se publicó en EE.UU. el libro Future files: a history of the next 50 years, escrito por el gurú futurista Richard Watson, que predecía la desaparición de muchas instituciones y cosas que forman parte de nuestras vidas cotidianas, entre ellas la biblioteca, para la que fija su año de extinción en 2019

No sé si fue casualidad que justo en la primera reunión de bibliotecarios de EE.UU. del año 2010, la conferencia de invierno de la Association for Library Collections & Technical Services (una división de la ALA), Susan Gibbonsbibliotecaria de la Universidad de Rochester, presentó una breve comunicación titulada “Horizonte 2020: el renacimiento de la biblioteca”. Repárese en la fecha que da Gibbons: 2020, justo un año después de la presunta extinción de las bibliotecas según el tal Watson… Según esta bibliotecaria la década 2010-2020 va a ser un período de grandes transformaciones en las bibliotecas universitarias que conducirá a un renacimiento de los servicios técnicos si bien con un cambio de énfasis: pasarán de la adquisición y organización de contenidos externos, al cuidado y distribución de contenidos creados localmente (cobrarán una importancia capital los metadatos). En resumen: los servicios técnicos (y las bibliotecas) están sanos como una manzana. 

En mayo de 2011, el periodista Ian Brown publicó un artículo en el diario canadiense The Globe and Mail con el título  “No descartemos a los bibliotecarios” defendiendo la necesidad de los bibliotecarios de ‘carne y hueso’ frente a los pronósticos de su extinción. Brown nos califica de “conserjes del conocimiento” y nos encarga la tarea de ayudar a la gente a manejarse en un entorno caracterizado por el exceso de información de calidad heterogénea. También afirma la importancia de las bibliotecas físicas y en la misma línea advierte que la función conservadora de la biblioteca (esto es, de decidir qué debe pasar a las generaciones futuras) no puede dejarse en manos de organizaciones privadas con ánimo de lucro (y cita a Google), sino de las bibliotecas.

A principios de 2012 otro bibliotecario, Scott Plutchak de la Universidad de Alabama, publicó un interesante artículo en el Journal of the Medical Library Association donde venía a decir que si bien la biblioteca física (tanto en su dimensión de edificio, como de colección) tiene cada vez menos relevancia, en contrapartida se puede avecinar la gran era del bibliotecario como conector de la gente con el conocimiento.  Las colecciones y los edificios son medios, y no fines, para facilitar esa conexión. Mientras el conocimiento se soportó en objetos físicos (libros, etc.) su acopio (la colección) y el lugar para ello (el edificio) fueron importantes.  Con la tecnología digital e internet todo esto cambia. Para Plutchak es un error empecinarse en buscar la forma de que las bibliotecas sigan siendo relevantes; lo realmente importante es que los bibliotecarios sigan siéndolo. ¿Cómo lograrlo?  Según Plutchak tenemos que aprovechar que la cultura digital está aún en sus inicios para hacernos importantes ayudando a los usuarios no ya a buscar una aguja en un pajar, sino a buscar una aguja en un montón de agujas del tamaño de un pajar.  

Un segundo grupo de aportaciones intenta predecir cómo será el entorno en el que las bibliotecas tendrán que desenvolverse en un futuro a largo plazo, pero sin decirnos realmente cómo van a ser las bibliotecas dentro de unos años.  Es, pues, una especie de viaje al futuro que asocié con las películas de la saga de "Regreso al futuro".

En este terreno el año 2010 vio la publicación de tres importantes informes prospectivos basados en el método de la construcción de escenarios: en EE.UU. los de la ARL y la ACRL, y en el Reino Unido el de un grupo de instituciones, como JISC, RIN, RLUK y SCONUL, además de la British Library. Los horizontes temporales que manejan estos tres informes son diferentes: 2025 (ACRL), 2030 (ARL) ó 2050 (Reino Unido); lo mismo que el número de escenarios que proponen: mientras el informe de ACRL distingue hasta 26 escenarios, el de ARL se conforma con 4 y el de los británicos con 3.

En abril de 2011 se publicó otro ejercicio de prospectiva, esta vez en forma de un artículo en la revista portal: Libraries and the Academy firmado por Maria Carpenter y otros tres bibliotecarios (1), que indaga sobre el papel de las bibliotecas en el ámbito de la comunicación científica allá por el año 2025. El artículo parte de la constatación de que las funciones bibliotecarias tradicionales de apoyo a la investigación son cada vez menos relevantes a causa de la facilidad que ya existe para la auto-publicación y el movimiento del open access. Debido a ello las bibliotecas se encuentran ante un dilema: si, por un lado, hoy por hoy los principales apoyos de las bibliotecas provienen de sus usuarios tradicionales que demandan los servicios también tradicionales; por el otro, desde el momento en las bibliotecas deben concentrarse en desarrollar servicios innovadores para atender necesidades aún emergentes, se trata de unos apoyos que pueden perder. Tratando de aclarar este dilema el artículo plantea seis escenarios en cuanto al papel de las bibliotecas en la comunicación científica que van desde roles protagonistas en torno al open access y la publicación científica (biblioteca como editora digital, biblioteca formadora o pedagoga, etc.), a su marginación, pasando por la reinvención de la biblioteca en torno a nuevos servicios de investigación como la minería de datos, la gestión de datos científicos (curation data), etc.






(1) M.Carpenter, J.Graybill, J.Offord Jr., M.E Piorun, "Envisioning the library's role in scholarly communication in the year 2025", portal: Libraries and the Academy, 11, 2 (2011), págs. 659-681. Existe una versión open access de este artículo en el repositorio de la University of Massachusetts Medical School.




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